Casi tango María Amelia Diaz
El
azar o el destino
(vaya
a saber cuál mi querido Borges)
me
trajeron un día de lluvia a esta esquina donde conviven Manzi, Baeletta y /Castelnuovo.
El
aguacero cae gris y alborotado,
chaparrón
y de a ratos garúa, según se antoje.
Pasan
ómnibus atiborrados con gritos de fútbol, esta vez rojo y azul,
/y pura algarabía,
una
pareja de morenos abrazados y sin paraguas,
un
porteño nostálgico que se va por la vereda fumando un pucho encendido debajo
del agua.
Y
yo detrás de esta vidriera
milanesa
a caballo y con fritas
(esta
vez sin importar el colesterol o la silueta)
y
este chaparrón con todo y de a ratos, que desviste la esquina de San Juan y
Boedo, Buenos Aires.
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